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En el transcurso de mi vida, he escuchado a muchas personas decir que les gustaría tener su propio negocio o empresa, para ser su propio jefe, trabajar menos y en horarios menos exigidos.

Lo cierto es que lo anterior es una creencia que se aleja demasiado de la realidad, porque la ruta del emprendedor es similar a un camino lleno de montañas que escalar, corrientes que nadar en contra, y desiertos que atravesar. Sin embargo, la cima permite una vista demasiado esplendorosa, una vista que resulta ser un privilegio de personas con carácter resiliente, creativas, constantes, valientes y luchadora.

Desde el día en que decidí construir mi vida emprendedora, sabía que estaba a punto de saltar al vacío. Conocía muy bien el lugar en dónde me encontraba, pero no tenía idea de dónde iba a terminar, aunque tenía la certeza de que en la mitad del salto, debía emprender el vuelo, como fuera. Y es que tenía fe, garra, energía y muchos propósitos.

Sabía que no trabajaría menos, pero que el tiempo empleado, me traería felicidad. Aquella felicidad de hacer lo que amo, lo que he soñado, lo que elegí y me proporciona bienestar. Y aunque esta ruta implica crear en forma constante, y nunca saber en qué estaré en tres meses más, estoy convencida de que emprender, me permite aportar al cambio social, al cambio ambiental y al cambio universal.

A partir del repensar desde la empatía, considerando todos los cambios que podemos propiciar cuando nos atrevemos a emprender, incluso el personal, si eres mujer, te recomiendo tomar impulso, atreverte al repensar constante, a darle un espacio a la creación, a la innovación, al crecimiento, al desarrollo de la esencia emprendedora. Con todo lo anterior, la garantía es que:

Todos tus días serán diferentes, y requerirán de tu voluntad, para hacer que las cosas sucedan, para detectar las oportunidades de una manera mucho más consciente.

Caminarás por la ruta emprendedora, sabiendo que el clima puede cambiar en cualquier momento.

Planificarás y organizarás tus días de manera flexible, paciente y resiliente, porque probablemente, reinventarás aquello que no sucedió como querías.

Habrá quienes quieran convencerte que no puedes, y será una motivación para seguir luchando.

Construirás cada día tu propio éxito, porque eres fuerte, eres capaz, eres mujer y emprendedora.