Columna escrita por Caro Saavedra
¿Cómo queremos que sea la educación en el futuro? es la pregunta que nos lleva a cuestionarnos los procesos educativos actuales. Por estos días se habla mucho de los problemas de la educación en el país, basta con encender la televisión y observar problemas de violencia, bullying, brechas por superar, falta de inclusión, bajos indicadores y deserción escolar, entre otros elementos con deficiencias, pero aunque efectivamente son temáticas considerables creo que hay que tomar el problema desde otra perspectiva integrando elementos faltantes en el actual modelo y comenzar a hablar de felicidad, bienestar integral, obtención de calma, creatividad y mentalidad emprendedora para lo cual se vuelve imprescindible la integración de la socioemocionalidad en el aula.
Estoy convencida que el aprendizaje no es exclusivamente cognitivo por lo que deberíamos desarrollar una formación integral en los estudiantes.
Es cierto que la educación debe lograr el aprendizaje de contenidos, pero a la vez, es fundamental la adquisición de nuevas habilidades para manejar las emociones tomando consciencia de sí mismos, trabajando la empatía, la creatividad y la calma porque no podemos olvidar que estos niños y niñas de hoy, serán los adultos del mañana.
Aún me sorprendo en estos tiempos, cuando instituciones educativas privilegian los resultados de matemáticas o lenguaje por sobre otras áreas de aprendizaje, cuando no se valora a aquel alumno con preferencia artística o deportiva o cuando se genera una estigmatización de estudiantes con promedios de bajos rendimientos, porque una nota no determina las capacidades de las personas. En este punto me quiero detener y referirme a la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner quien planteaba la importancia de las habilidades individuales en función de los intereses personales, indicando que no hay una inteligencia única y que los seres humanos necesitamos desarrollar distintos tipos de inteligencia.
Mi intención es poder evidenciar y aportar para que la educación en el futuro se ajuste al tipo de aprendizaje más adecuado para cada alumno e innovar en los métodos evaluativos porque hoy las escuelas se adaptan a currículos uniformes en los que los estudiantes han de tener las mismas asignaturas. Aún nos encontramos con una educación homogénea que realmente no valora la diversidad y que no comprende la necesidad de la flexibilidad en el aula y aquí quiero hacer hincapié en la importancia también de estas diferencias e integrar a los estudiantes neurodiversos que luchan por una verdadera inclusión.
Todo esto me abre nuevas preguntas: ¿Qué queremos que aprendan y desarrollen los estudiantes al salir de la escuela?, ¿Qué queremos que sean en el futuro?
Para mí, como profesional y emprendedora en temáticas de educación, pero por sobre todo como madre, me interesa formar seres humanos integrales y con manejo de sus emociones, que desarrollen una mentalidad emprendedora y que puedan crecer más libres y felices en esta nueva educación del futuro.